Llega el otoño y los bosques caducifolios se preparan para el invierno regalándonos uno de sus paisajes más espectaculares. Las hojas inician su particular danza de colores, pasando del verde al ocre, del cobre al rojo, antes de cubrir el suelo con un tapiz otoñal. Rutas de senderismo que atraviesan hayedos, robledales, castañares o bosques de abedules son, sin duda, la mejor forma de disfrutar esta estación en la naturaleza.
Si estás buscando rutas de senderismo para hacer en otoño en Catalunya, aquí encontrarás una selección de mis favoritas: un listado largo y curado con propuestas repartidas por todo el territorio. Desde los hayedos más famosos hasta rincones menos conocidos donde el bosque se vuelve el lienzo perfecto para tu cámara.
20 Rutas de senderismo en otoño en Catalunya
Todas las rutas de senderismo en Catalunya que encontrarás en esta web se pueden disfrutar en otoño, pero para este listado he seleccionado aquellas que, en esta estación, muestran su mejor cara. Caminos que atraviesan bosques de hoja caduca, senderos que serpentean entre hayedos o rutas donde los colores del otoño transforman por completo el paisaje.
Para una mayor organización, todas las rutas de senderismo están separadas por provincia y comarca. Prepara tus botas, cámara y buena actitud, y disfruta del otoño en Catalunya.
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Barcelona
Empedrat de Morou, Vallès Oriental
Empezamos este listado con un clásico del Parque Natural del Montseny, la ruta al Empedrat de Morou. Todo el parque es un paraíso para disfrutar del otoño, con sus bosques de hayas y castaños que en esta época se tiñen de tonos cálidos.
La ruta circular al Empedrat de Morou parte de la caseta de información del parque Can Casades, y asciende primero entre un frondoso castañar antes de adentrarse en el hayedo, que te acompañará el resto del recorrido. Pasa por el Pla de Mulladius y alcanza finalmente el Empedrat de Morou, un excelente mirador con vistas al valle de Santa Fe y a dos de las cimas más emblemáticas del Montseny: el Turó de l’Home y Les Agudes.
Si viajas en familia, una buena alternativa que parte del mismo punto es la ruta al pantano de Santa Fe, un paseo corto y encantador entre hayas que coincide con el tramo final del itinerario al Empedrat de Morou.

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Fageda de la Grevolosa, Osona
La comarca de Osona es uno de los tesoros mejor guardados de Catalunya. Con el río Ter y la plana de Vic en su centro, las montañas que la rodean conforman paisajes y espacios naturales que sorprenden al ávido senderista dispuesto a explorar aquellas comarcas con menos protagonismo.
La ruta al hayedo de la Grevolosa se encuentra en el espacio protegido EIN Serres de Milany-Santa Magdalena y Puigsacalm-Bellmunt. En este sendero caminarás bajo hayas monumentales, algunas con más de 200 años y hasta 30 metros de altura. La fageda de la Grevolosa es un bosque mágico, que te adentra a un paisaje donde las hayas son las protagonistas, acompañadas por robles, acebos —una especie protegida—, bojes y avellanos. La ruta la puedes empezar desde el Coll de Bracons o bien desde un punto en la carretera antes de llegar al collado (dirección Joanetes).
Si quieres disfrutar de este entorno con calma, mejor visítalo entre semana ya que en los últimos años se ha vuelto un lugar muy popular en otoño.
Bufadors de Beví, Osona
Ubicado en la serra dels bufadors, entre las comarcas de Osona y el Ripollés, este rincón mágico se esconde entre paredes y cavidades rocosas. Se trata dels bufadors de Beví, unas grietas y simas donde, en los días de viento, el aire frío emerge del interior de la montaña emitiendo un curioso silbido.
Saliendo desde el coll de Beví en la pista que une Santa Maria de Besora con Ripoll, empieza esta bonita circular que nosotros hicimos en sentido antihorario. En el primer quilómetro el sendero pasa por la cresta de la sierra con varias oportunidades de sacar la cabeza y disfrutar de las vistas que nos ofrecen los varios miradores al valle. Una vez hecha, el sendero baja al cañón dels bufadors, una zona de unos 400 metros con un precioso bosque caducifolio y multitud de rocas y cavidades que se adentran a las entrañas del cañón.
Con precaución y curiosidad, exploramos algunos bufadors y pasamos un buen rato fotografiando el entorno. El día fue tan tranquilo que no llegamos a oírlos soplar, pero el paisaje, aun en silencio, no perdió nada de su magia.
Santuari de Bellmunt y Salt del Molí, Osona
A 1.246 metros de altitud, el santuario de Bellmunt se alza sobre una gran roca en la sierra del mismo nombre y ofrece un mirador espectacular de 360º hacia la Plana de Vic, la sierra del Cadí, el Pedraforca y los Pirineos cerrando el horizonte. Si subes a primera hora y coincide una inversión térmica, el mar de nubes envolverá el santuario regalándote una de esas imágenes que se quedan grabadas.
Puedes ascender al Santuario de Bellmunt desde Sant Pere de Torelló o desde Vidrà. Nosotros optamos por salir a pie desde Vidrà y hacer una circular que combina dos rutas de senderismo otoñales: la subida al santuario y el camino hacia el Salt del Molí, una cascada con poza donde el agua suele fluir generosa si está siendo un otoño lluvioso. El sendero atraviesa un hayedo precioso, pasa por la tosca de Degotalls y culmina junto a la cascada, rodeada de vegetación y un ambiente típicamente otoñal.
Matagalls desde Viladrau, Osona
El Matagalls es una de las cimas más representativas del macizo del Montseny, junto con el Turó de l’home y Les Agudes. Con sus 1.697 metros de altitud, en la cima te espera una gran cruz y, con suerte, unas vistas impresionantes si la niebla lo permite (que no fue mi caso).
Aunque la subida clásica parte de Collformic, para esta listado de rutas otoñales en Catalunya te propongo hacerlo desde Viladrau, por su cara norte, más boscosa y tranquila. Viladrau es famoso por sus bosques de castaños, y solo pasear por sus alrededores ya es un plan perfecto en otoño. Pero si te apetece algo más exigente, convierte la jornada en una ascensión al Matagalls.
Hay varios caminos que salen desde el pueblo, todos con un desnivel importante y según por donde subas por algunos tramos algo confusos, así que es clave saber orientarse bien. Nosotros hicimos una circular preciosa; desde Viladrau subimos entre enormes castaños y un sendero empinado cubierto de hojas que nos llevó a ganar los 1.000 metros positivos hasta la cima. El regreso lo hicimos pasando por las ermitas de Sant Segimon y de l’Erola, cerrando una ruta circular intensa, variada y con un ambiente otoñal de los que se disfrutan sin prisa.
Santuari de Cabrera, Osona
Una de las rutas más increíbles que se pueden hacer en otoño en Catalunya es la que sube al Santuari de Cabrera. El recorrido en sí ya es una maravilla, pero las vistas desde arriba lo elevan a otro nivel: los bosques teñidos de tonos ocres, el Pedraforca al fondo y aquella inversión térmica que nos encontramos… imposible no quemar carrete.
Nosotros salimos desde Sant Julià de Cabrera y seguimos una circular en sentido horario, ideal para una matinal: corta, intensa y con una recompensa de las que valen el esfuerzo. Antes de alcanzar el santuario, el sendero atraviesa un hayedo precioso y pasa por la cima de Cabrera, a 1.294 metros. Desde allí, solo queda seguir el cordal hasta el Santuari Mare de Déu de Cabrera, un remanso de paz encaramado en lo alto de un risco que regala una panorámica impresionante del paisaje otoñal.
Fonts del Llobregat, Berguedà
Situadas en Castellar de n’Hug, dentro del Parque Natural del Cadí-Moixeró, la ruta a las Fonts del Llobregat es una excursión sencilla que encaja perfectamente con un plan familiar. El sendero te llevará al nacimiento del río Llobregat, el cuál atraviesa Catalunya de norte a sur hasta el Delta del Llobregat, donde desemboca al Mediterráneo.
El camino sale desde la parte baja del pueblo, junto al gran aparcamiento frente a la oficina de turismo, y desciende por unas escaleras rodeadas de un precioso bosque mixto. En apenas un kilómetro alcanzarás las fuentes, a 1.259 metros de altitud, donde el agua brota entre las rocas cubiertas de musgo y forma una cascada tan fotogénica como serena. Un rincón perfecto para detenerse y reconectar con el entorno.
Els Empedrats y refugio Sant Jordi, Berguedà
Probablemente una de las mejores rutas de senderismo del Berguedà, perfecta tanto en primavera —cuando el agua baja con fuerza tras las lluvias— como en otoño, cuando el bosque y el paisaje alcanzan su punto álgido.
La ruta als Empedrats se encuentra en el municipio de Bagà y empieza desde el parking al lado de Cal Cerdanyola. El itinerario, perfectamente señalizado con las marcas blancas y amarillas del PR-C 125, sigue el curso del torrente Pendís. En el primer tramo encontrarás un desvío hacia la cascada del Bullidor de la Llet, un espectáculo efímero que solo aparece después de fuertes lluvias.
De regreso al camino principal, la subida continúa hasta un fino salto de agua con una poza cristalina que tendrás que cruzar. A partir de aquí, el sendero se encajona entre rocas hasta llegar a l’Estret d’Escriu, un bonito congosto que da paso a un hayedo espléndido. El último tramo, exigente pero precioso, asciende hasta el refugio Sant Jordi. Y créeme: las vistas durante todo el camino hacen olvidar cualquier esfuerzo.
Lleida
Congost de Mu, La Noguera
El congost de Mu es una de las mejores rutas de senderismo en La Noguera.
El río Segre ha ido esculpiendo la serra Carbonera abriendo un desfiladero que hoy puede recorrerse en una ruta lineal desde Camarasa o Alòs de Balaguer. El itinerario combina tramos de pasarelas metálicas, un puente colgante y un sendero que, en otoño, se viste con los tonos cálidos del bosque mediterráneo y de ribera. El color turquesa del agua y la luz dorada de esta estación hacen que este rincón tenga un encanto especial.
Si pasas varios días por la zona y aún no has visitado el Congost de Montrebei, merece la pena acercarse. Aunque no transcurre entre bosques caducifolios, las vistas del embalse, la temperatura suave y los destellos de color de algunos robles entre las encinas la convierten también en una excelente opción para el otoño.

Te interesa:
Ruta a las pasarelas de Montfalcó, excursión perfecta de otoño
Salt del Rus, Pallars Jussà
Remontar el valle del río Riqüerna te recompensará con esta bonita cascada de la Vall Fosca conocida como Salt del Rus.
Este rincón mágico del Pirineo se encuentra en el Pallars Jussà, en una carretera que se adentra en la Vall Fosca, un valle húmedo y sombrío que guarda varios tesoros naturales y sirve como una de las puertas de entrada al Parque Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici. La ruta al Salt del Rus se sitúa en la zona periférica del parque y empieza desde el pueblo de Capdella.
El sendero remonta un valle que en otoño luce especialmente hermoso. A lo largo de la ruta, y sobre todo tras días de lluvia, encontrarás varios saltos de agua que anticipan la recompensa final. El camino es claro y fácil de seguir si no te desvías hacia el río. La primera parada será el pequeño Pont del Rus y, justo detrás, aparecerá la cascada, fina y refrescante, que da nombre a esta excursión.
Cascada Sant Esprit, Alta Ribagorça
Situada en el valle de Boí dentro del Parque Nacional Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, la ruta a la cascada del Sant Esperit es un clásico de la zona que te permite, con poco esfuerzo, llegar a una de las cascadas más bonitas de Catalunya.
Partiendo del parking de la Palanca de la Molina y siguiendo la ruta de la nutria, remontarás el valle a lo largo del río Sant Nicolau, atravesando un húmedo y agradable bosque hasta llegar a la ermita que le da nombre. Desde allí, continuarás por senderos rodeados de bosque hasta el estany de la Llebreta, ubicado en una pradera entre hayas, pinos y abetos. Solo te quedará un último tramo de subida para alcanzar la cascada del Sant Esperit: un salto de agua de unos 30 metros que, con el paso del tiempo, ha formado marmitas de gigante de hasta seis metros de profundidad. Si decides seguir ascendiendo, llegarías al Planell d’Aigüestortes, una ruta muy conocida del parque.

Te interesa:
Cascada de Ratera, Pallars Sobirà
Probablemente la cascada más famosa del Parque Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici y lo entendemos perfectamente. En primavera, baja espectacular pero, en otoño, se le añade la magia de ver el cambio de hoja de los bosques del parque.
La ruta es ideal para hacer en familia y con peques, ya que es corta y prácticamente sin desnivel. La excursión comienza en el mismo estany de Sant Maurici y, siguiendo un sendero que bordea el lago y se adentra en el bosque, llegarás directamente frente a la cascada de Ratera. Habitualmente, esta caminata forma parte de una ruta más larga que continúa hasta el estany de Ratera, que es precisamente el que alimenta esta cascada.
Fageda d’en Carlac, Vall d’Aran
Si hay un lugar qué visitar en Catalunya que brilla cuando llega el otoño este es el valle de Arán. La paleta de colores de sus bosques es impresionante; rojizos, cobres, naranjas, ocres… . Con una escapada de 2 días a la vall d’Aran puedes visitar los pueblos imprescindibles y hacer algunas de las rutas de senderismo más famosas.
En otoño, la joya del valle es la fageda d’en Carlac, un hayedo espectacular con árboles centenarios cuyos troncos y ramas retorcidos parecen sacados de un mundo fantástico. La ruta es circular, sencilla y parte del pintoresco pueblo de Bausen. Pasear entre las hayas, fotografiar cada rincón, hundirte en ese manto de hojas… es un plan que invita a desconectar y tomarse las cosas con calma. No es de extrañar que sea considerada una de las mejores rutas de senderismo en otoño de Catalunya.
Artiga de Lin y Uelhs deth Joeu, Vall d’Aran
Sin movernos del valle de Arán, otro lugar que enamora y desprende muchísima magia es la cascada Uelhs deth Joeu y los prados de Artiga de Lin.
En esta ruta circular caminarás entre hayas y abetos hasta contemplar cómo las aguas glaciares del Aneto resurgen en el valle de Arán. Desde el forau d’aigualluts, en el valle de Benasque, estas aguas viajan bajo tierra para volver a aflorar en este punto, formando la espectacular cascada Uelhs deth Joeu. Si quieres alargar la excursión, la ruta se puede completar en un círculo que te llevará por los verdes prados de Artiga de Lin y hasta la cascada de Pòmero.

Cascada Sauth deth pish, Vall d’Aran
Otra ruta de senderismo en otoño del Valle de Arán que deslumbra sin apenas esfuerzo es esta excursión a la cascada Sauth deth pish.
Saliendo desde Vielha, deberás coger la carretera que lleva hasta el pueblo Pont d’Arròs y dirigirte detrás del mismo donde una pista te llevará al parking Plan des Artiguetes. Desde allí y en tan solo 1,5 km llegarás a una cascada de dos saltos rodeada de árboles caducifolios que en otoño nos regalan un paisaje de ocres y amarillos que te harán quemar carrete. Para ver la cascada lo puedes hacer desde 3 miradores; uno al pie del salto de agua, un segundo a mitad de camino y con muy buena panorámica y un tercero que te permitirá tener vistas desde arriba.


Te interesa:
Girona
Fageda d’en Jordà y volcà Croscat, La Garrotxa
El clásico de los clásicos. Si hay una ruta que simboliza el otoño en Catalunya es sin duda la fageda d’en Jordà.
Situado en La Garrotxa, muy cerca de Olot, este hayedo es sencillamente espectacular. La majestuosidad de sus hayas, la penumbra típica de estos bosques —donde la luz apenas alcanza el suelo— y el hecho de haber crecido sobre una antigua colada de lava del volcán Croscat lo convierten en uno de los lugares más bonitos e imprescindibles de Catalunya.
Un buen plan es combinar la visita con el volcán Croscat, abierto en canal y con más de 11.500 años de historia, cuya colada de lava de 6 km da origen a este paisaje tan singular.

Mina dels Bandolers, La Garrotxa
Rodeado de un precioso bosque de hayas, robles y avellanos se esconde uno de esos lugares lleno de leyendas: la mina dels Bandolers. Situada junto al antiguo camí ral que unía Olot con Vic, lo que hoy parece una gran trinchera de unos 50 metros es en realidad el resultado de un desplazamiento de la roca que formó este curioso pasadizo entre paredes de cuatro metros.
El camí ral era uno de los más transitados, y cuentan que contrabandistas y ladrones aprovechaban este agujero para esconderse y asaltar a los viajeros y comerciantes que pasaban por aquí.
Si solo quieres hacer esta ruta, el sendero más corto sale de la carretera de Falgars d’en Bas, pero si prefieres una excursión más completa y otoñal, haz la circular desde Hostalets d’en Bas, pasando por el salt de l’Olla y el salt de l’Hostalot, entre otros.
Roques Encantades, La Garrotxa
Un bosque entre enormes rocas cubiertas de musgo y un espeso manto de hojas forma este paisaje mágico en la comarca de La Garrotxa.
La ruta a les Roques Encantades es fácil, divertida, perfecta para ir con niños y una de las mejores para hacer en otoño, cuando el bosque alcanza su máximo esplendor y los colores lo inundan todo. Nosotros empezamos esta ruta lineal desde el Coll de Condreu, aunque también puedes hacerlo desde la ermita de La Salut. Sea como sea, el paseo es una maravilla que se disfruta paso a paso.
Una vez llegues frente a las gigantescas rocas, encontrarás un panel informativo que explica cómo cuidar el entorno y comportarte de forma respetuosa para conservar la magia de este trocito de mundo.

Tarragona
Avencs de la Febró, Baix Camp
Una de las rutas de senderismo más impresionantes de las Montañas de Prades se encuentra en la sierra de la Mussara.
Una gran grieta conocida como els Avencs de la Febró se abre en el subsuelo y te permite adentrarte en su interior, rodeado de paredes de más de 30 metros de altura. Impresiona ver cómo una enorme roca ha quedado encajada entre ambas paredes, suspendida sobre tu cabeza como si el tiempo se hubiera detenido en el momento preciso.
La ruta a los Avencs de la Febró es sencilla y muy entretenida, solo requiere algo de habilidad para descender y entrar en la grieta. Si quieres seguir explorando simas en esta sierra, puedes combinar esta excursión con su hermano pequeño, els Avencots dels Motllats de la Pona.

Te interesa:
Avencots dels Motllats, Baix Camp
A diferencia de los anteriores, la ruta als Avencots dels Motllats requiere algo más de atención. La grieta tiene varios puntos de entrada, lo que la convierte en un divertido laberinto en el que recomiendo encarecidamente que lleves el track descargado. El bosque que la rodea, cubierto de hojas, musgo y humedad, puede hacer que el terreno sea resbaladizo, así que conviene descender con cuidado.
El lugar, sin embargo, es pura magia. Según por dónde entres, una cadena anclada en la roca te ayudará a bajar hasta el fondo de la grieta, de unos 48 metros de profundidad. Recuerdo estar a solas allí dentro, envuelta en silencio, explorando cada rincón con curiosidad y sentir mucha paz.
Nosotros hicimos una ruta circular combinando els Avencots dels Motllats y els Avencs de la Febró, pero también puedes visitarlos por separado.
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